Infinitos

No pensamos en el más allá, no creemos que nunca vayamos a llegar a una edad en la que todo lo que hacemos ahora nos parezcan nimiedades. Disfrutamos tomando cervezas, riendo y diciendo tonterías, Y somos felices, estamos haciendo lo que nos apetece, lo que debemos hacer para la edad que tenemos. Estamos viviendo, viajando, besando bocas de desconocidos, teniendo experiencias únicas, equivocándonos.
Y es la hora de hacer todo eso y además pensar en nuestro futuro. La época de estudiar lo que dices que más te gusta y en lo que te gustaría trabajar algún día, sin pararnos a pensar demasiado si todo eso es cierto o lo pensaste en un día de resaca. Pero te arriesgas y pasas muchas horas en la biblioteca, en la facultad, en casa viendo los días de sol por la ventana.
Conocer a gente es nuestra única preocupación, buscar quién eres, rodearte de aquéllos que estén dispuestos a sacarte una sonrisa. Pero también de aquellos que quieren divertirse contigo sin saber más que tu nombre y cuatro cosas más, que se arriesgan, que pretenden encontrarse interactuando con los demás. Las ciudades diferentes, los gustos, los viajes, las actividades raras que nadie practica pero que en el fondo de tu ser deseas hacer. Y mira por donde encuentras a alguien que está dispuesto a sacarte de esa, a veces, aburrida rutina y hacer planes, y que cada día te parezca un sueño, una aventura, un día más para recordar.
Tantas cosas por hacer, tanta gente por conocer, tantos lugares que visitar, tanto tiempo por delante y tan poco en realidad. La vida, esa que te enseña todo pero en un plazo de tiempo que tu puedes aprovechar al máximo.
Vivamos.
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