Y si llueve mejor

Rainy day in Paris: Muchas veces me gusta perderme por las calles de la ciudad, en soledad, mientras escucho música y voy atenta a la gente, a las casas, a las ventanas abiertas, a los carteles... Es una extraña forma de comprometerme con el asfalto de esta ciudad, una extraña forma de navegar por sus ríos de coches y sonidos y murmullos. 

Mientras paseo me imagino escenas idílicas en cada esquina, protagonizadas por amores furtivos y por amores sin descubrir. Sonrío de manera escueta como un niño que ha cometido una travesura, y pienso en todas aquellas cosas que me hacen sentir bien, en todos esos sueño que me rondan por la cabeza. Me invento películas con personajes abstractos ansiosos de desvelos, sedientos de pasiones infames, con altas dosis de situaciones cómicas y con un romanticismo intrínseco, un algo que no se explica pero que existe. Me gusta la ciudad luminosa, cambiante, de luces y sombras. 

No sé cuantos instantes me brindará en un futuro, no sé si la próxima vez comparta mi paseo de la mano de otra sonrisa que me confíe sus secretos o si nunca voy a encontrar a ese alma gemela perdida entre los semáforos y las señales y los autobuses. Pero sea como fuere, sólo espero que me haga sentir estremecer de la misma forma que los acordes que me acompañan. 

Todo el mundo debería sentirse así alguna vez en su vida. Por lo menos una vez. Sea donde sea, en la ciudad del mundo que sea. Y si llueve, mejor.
Obviando que pueda hacerlo contigo o sin ti.

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