Ciertamente contradictorio

Y, de repente, silencio. Cantos de pájaros pueden escucharse al fondo. El sol cierra automáticamente tus ojos, te ciega por unos instantes. Respiras hondo, y dejas que la luz del sol se pose en tu rostro, que caliente tus manos, que despeje las dudas de tu mente que te transporte más allá.
El olor de la ropa recién lavada, el aire mueve los calcetines colgados en las cuerdas y sonríes cada vez que el aroma de ese suavizante entra por tus fosas nasales. Te relajas, te evades, te sumerges en la lectura que tienes delante, en cada línea, en cada palabra.
Las montañas nevadas aunque dicen que ya estamos en primavera. Un lujo aun mayor. A cualquiera le parecería increíble. Resulta ciertamente contradictorio. Pero caminas, recorres todos esos rincones que tantas y tantas veces has visto, has pisado, los cuales conoces como la palma de tu mano y que no te cansas de ver, de fotografiar. 
La sierra, la vida rural, pasar algo de frío, por qué no, brindar con los amigos, para que no cambien esos días en el bar, al lado de la estufa. Abril los ojos ante cada historia, que aquellos que viven por allí cuentan descubrir cosas escondidas en la ignorancia, vivir nuevas aventuras, gritar en la cima y saltar al vacío de tu sonrisa, una vez más. Llenar tus pulmones, que queme tu garganta, que inhales el aire, aquel que refresca tus mejillas, aquel que colorea tus dedos y agita tu pelo.
Subir la cremallera, removerte por dentro. El sol se mete entre dos montañas, otro día más, otro día menos. La luna te sonríe en modo menguante, la noche cae sobre los oscuros tejados y el fuego centellea en el comedor, reflejando las llamas en el cristal. La comodidad del sofá y los calcetines que ya se han secado calentando tus pies.

Comentarios

Entradas populares