Recuerdos

Una mirada y ese brillo en los ojos. Complicidad, desde luego. Pero ese brillo se desvaneció, la bifurcación de nuestros caminos, la búsqueda de diversos intereses oxidó la relación. Ya es tarde, supongo. Una vez más, el tiempo ha hablado y se ha hecho con el control.

Dónde quedaron las mañanas arrastrando las maletas por el paseo marítimo, las noches riendo en la orilla del mar, los pies descalzos buscando países lejanos o huyendo de los extraterrestres. Me encantó perderme por los rincones de ese pueblo, buscando Narnia o simulando ser Alicia, inventarnos historias, crear nuestros propios recuerdos.

Dónde quedaron aquellas pérdidas de memoria cierta noche de fiesta, aquel paso del limón por la nariz, olvidar hasta el número de teléfono y convertirlo en otra anécdota digna de recordar. Las pérdidas de zapatos, el tapón del mar, el pollo crudo y el chupito en la taza de té. Me encantó recorrer aquellas ruinas, trepar con sandalias, buscar seres diminutos entre el agua salada y las algas del fondo. 

Crecimos, maduramos. Perdida entre tus carcajadas y mis sonrisas. Me encantó sumergirme en tus locuras, y enloquecer con ellas también. Mutar, vuelta y vuelta en la toalla, las tonterías en la piscina, aguantar la respiración y que no quedara más remedio que salir a la superficie. Un aprendizaje continuo, una mezcla de intereses, gustos diferentes, apasionantes. Crear algo único, volver reforzada de ese viaje a otro mundo. Nuestro mundo.

Y ahora recuerdos y listas inacabadas de planes. Un tiempo sin retorno y con la posibilidad de un continuará distinto.

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