Un té con leche, un croissant de chocolate y la mochila de Dora la exploradora.

La línea azul oscura hasta King's Cross St. Pancras y transbordo con la línea negra hasta Angel o la línea azul oscura directamente hasta Hyde Park Corner. Y así sucesivamente. Un mapa del metro de Londres entre las manos y recorrerse las calles. Esas líneas tienen nombre, por cierto, pero así se entendía uno mejor, donde va a parar.
Y nos bajamos del vagón, y subimos y bajamos escaleras. ¿Mecánicas? ¡Qué va! Allí no ha llegado esa tecnología. Así que escaleras arriba, escaleras abajo, "stand on right". "PRIMARK" en letras grandes y allí que vamos. Piso arriba, piso abajo. Y por fin, paseo por el barrio de Soho, como un segundo Chueca a lo inglés. Aunque hay de todo como en todas partes. ¿Qué hora tenemos? Las 5.30 pm. Y que mejor plan que tomar el té, que para algo estamos en la cuna del "Breakfast English Tea". Busca tetería. Hecho. Busca una mesa. Hecho. Pide tu té y tu pastel. A medias, nos costó saber que había que bajara a hacer el pedido. Elegir bebida. Hecho. Elegir pasteles. Eso estuvo más difícil. Pero lo hicimos. Y nosotras aprendimos algo y el camarero aprendió jerga española. Si viene a España ya sabrá que entendemos por un pepito de chocolate. Nos sirve, el "google translation" activo una vez más y la dedicatoria final. Además de salir corriendo de la forma más cantosa posible con las libras de las vueltas en el aire, perseguidas por el camarero italiano que nos invitaba a una fiesta a la cual no podíamos asistir. Todo una lástima. Y pensábamos que el pobre era gay. Ingenuas nosotras.

Y bajamos y subimos del metro, Y picamos y salimos del bus. Un ducha. La servilleta de la dedicatoria en Facebook y gritamos de la emoción, como quinceañeras. Una despedida. Pero el viaje continua para otras tres. Y vaya tres, vaya tres días. Unas sidras antes de acostarse. ¡Por nosotras! 
Domingo. Nublado y lluvioso. Libros en los "charity". Descanso y preparación para nuestra primera noche de fiesta en la capital británica. Un par de cubatas en casa, un sidra en el bus, el conductor apaga el motor. Usted salga del transporte y tiré la lata que ya arrancaré yo si tal. Estación de Angel. Ni Dios por la calle. What do we do tonight? Ohhh, españoles, españoles!!! Desconocidos, sin duda, pero españoles. El taxi. Fabrik. La expulsión "por ir borracha", mis gritos al portero, mi cara de indignación. Vuelta a entrar. 12 libras, ¡Qué dolor, por favor! Estamos dentro. Y fuera. Un calabobos constante. ¿Y ahora que hacemos? A casa de los cuasi desconocidos. Me encamino a la boca del metro pero giró inmediatamente. Tengo mis razones. Mi cabreo dentro del taxi "sin licencia". Y el colacao. ¡¡Bendito colacao!! ¡Con el hambre que yo tenía! Y de regalo un croissant relleno de chocolate que me supo a gloria. Y la mañana en la cama. Viendo pasar todas las horas del reloj. De vuelta a casa. Dar explicaciones a las 4 de la tarde del día siguiente.

Experiencias. Recuerdos. Y la mochila de Dora la Exploradora siempre conmigo. Walkabout. Heaven. Esperar y esperar. Mojarse con las gotas del alba. De nuevo despedidas. Dormir profundamente y correr para coger el avión que se retrasa. El candado sin llaves, el portátil y los tiquismiquis de los funcionarios ingleses del aeropuerto. Por fin en el avión. Despegar y dulces sueños. Fin del viaje a Londres.

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