"La lluvia cae porque las nubes no aguantan su peso...

...las lágrimas caen porque el corazón no aguanta el dolor."

Llega un momento en el que no entiendes nada. Por qué te pasan a ti esas cosas, por qué te ha tocado vivir eso a ti, por qué no has vivido esto o aquello en el momento adecuado.
Te sientes una extraña, una completa desconocida. Parece que el mundo gira, se mueve, cambia y te encuentras fuera, observándolo, incapaz de darte cuenta de que si no te has unido desde un principio no puedes incorporarte ahora.

"La vida da muchas vueltas" suele decir la gente. "Seguro que llega un día en que te encuentres en la misma posición que ellos". Pero tu haces caso omiso a sus palabras. Sabes que nada va a ser igual, que te has descolgado de la realidad y por esa razón siempre vas a sentirte un incomprendido, decepcionada contigo mismo y con la sociedad.

Pero es así. No hay que darle más vueltas. El tren ha pasado, el tren de la adolescencia, ese tren que recorría las primeras salidas con los amigos, las primeras experiencias con los chicos, esas conversaciones. Y que no volverá a pasar. Te lo has perdido. No sabes por qué has tenido que ser tú el que lo ha perdido. Pero así ha sido.

Y por fin te das cuenta que esa es la razón por la que todas las noches, después de ver varios reflejos durante el día de esa cruda realidad que no sabes por qué te ha tocado vivir, te derrumbas, y tus lágrimas caen por tus mejillas y mojan la almohada. Entre sollozos buscas razones, soluciones. Te sientes una estúpida por no haber evitado esa situación inicial, de hace varios años, cuando hubo gente que te abandonó en el camino, cuando estabas completamente sola y nadie fue capaz de preguntarte, preocuparse o tenderte una mano. Esos años en, los que sin perder la esperanza, esperabas que esa gente que te rodeaba fuesen esas personas, esos amigos que necesitabas. Sin embargo, la esperanza se acaba perdiendo. Todo se convierte en un círculo vicioso donde siempre acabas culpándote a ti por todo lo que ha pasado.

Quizá algún día, ese sueño o la razón de esa esperanza se hagan realidad. Quizá algún día dejes de mirarte al espejo para ver tus tristes ojos, los que esperas que algún día estén llenos de luz.

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